Tal vez seas el tipo de persona que disfruta pasando tiempo en el mar, en una piscina o incluso en una bañera. ¿Por qué no? Te mereces un poco de diversión. Y seguro has notado que las puntas de tus dedos se arrugan, tanto en los pies como en las manos.
Desde hace años existe la teoría de que los dedos arrugados mejoran nuestro agarre de los objetos mojados o sumergidos. Las crestas y hendiduras trabajarían para canalizar el agua, tal como las bandas de rodadura de los neumáticos de los coches.
Pero experimentos más recientes han cambiado la forma en que podemos explicar este fenómeno. Y los científicos creen tener pruebas experimentales a por qué la piel de los dedos se arruga como una ciruela vieja cuando nos remojamos en el baño.
Controlado por el sistema nervioso
La gente suele suponer que las arrugas son el resultado de que el agua atraviese la capa externa de la piel, hinchándola. Pero los investigadores saben desde la década de 1930 que este efecto no se produce cuando hay daños en los nervios de los dedos.
De hecho, estas arrugas características están causada por la constricción de los vasos sanguíneos bajo la piel. Este cambio es una reacción involuntaria del sistema nervioso autónomo del cuerpo, el mismo que también controla la respiración, el ritmo cardíaco y la transpiración.
El neurobiólogo evolutivo Mark Changizi y sus colegas sugirieron en 2011 que las arrugas, al ser un proceso activo, deben tener una función evolutiva.
El equipo también demostró que el patrón de arrugamiento parecía estar optimizado para proporcionar una red de drenaje que mejorara el agarre. Pero hasta 2013 no encontraron pruebas de que los dedos arrugados ofrecieran una ventaja real.
El agarre de los dedos húmedos
En el último de 2013, los participantes cogieron objetos húmedos o secos, incluidas canicas de diferentes tamaños, con las manos normales o con los dedos arrugados después de sumergirlos en agua tibia durante 30 minutos.
Los sujetos con los dedos arrugados fueron más rápidos a la hora de coger canicas mojadas que con los secos, pero las arrugas no supusieron ninguna diferencia a la hora de mover objetos secos. Los resultados fueron publicados en Biology Letters.
Una ventaja evolutiva en nuestros antepasados
Tom Smulders, biólogo evolutivo de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) y coautor del artículo, expresó: “Hemos demostrado que los dedos arrugados ofrecen un mejor agarre en condiciones de humedad.”
Evolutivamente los dedos arrugados podrían haber ayudado a nuestros antepasados a recoger alimentos de la vegetación húmeda o de los arroyos. Y a los seres humanos modernos a utilizar duplicados de llaves en Barcelona cuando estamos empapados.
El efecto análogo en los dedos de los pies podría ayudarnos a pisar de forma más segura bajo la lluvia, y ahora puede ayudar a evitar resbalarnos en la bañera.
Lo que queda por hacer es comprobar que un arrugamiento similar se da en otros animales, y que les proporciona las mismas ventajas. “En este momento no sabemos que otros animales los tienen, aparte de nosotros y los macacos”.
¿Por qué no tenemos los dedos siempre arrugados?
Dado que las arrugas son una ventaja al agarrar objetos húmedos, pero sin ninguna desventaja aparente al agarrar los secos, no está claro por qué nuestros dedos no están permanentemente arrugados.
Pero Smulders tiene algunas ideas. “Nuestras primeras ideas son que tener los dedos siempre arrugados podría disminuir la sensibilidad en las yemas de los dedos o aumentar el riesgo de daños al engancharse a los objetos”. Más experimentación es necesaria.